La serigrafía es una técnica permeográfica. Basa su principio en tener como vehículo de traspaso una tela o malla permeable que permite la filtración de la tinta al soporte. Su proceso está basado en el estarcido, en
el cual la tinta, con ayuda de un rasero o racleta, se arrastra a lo largo de la malla pasando al soporte sólo a través de las áreas elegidas a través del bloqueo previo de las zonas por donde no deseamos que la tinta pase.
En serigrafía se puede realizar cualquier tipo de imagen sobre casi cualquier soporte. La diferencia consistirá en el método que utilicemos para bloquear las zonas que no queremos imprimir, en el tipo de tintas y la transparencia que le demos a las mismas, y en el soporte donde vamos a depositar la tinta.
Esta técnica ha sido más conocida como método de impresión comercial y publicitaria. No obstante ha sido retomada, sobre todo a partir de los años 50, como parte de la estampa en el mundo de las bellas artes. El empleo de esta técnica por numerosos artistas como medio de expresión, ha generado una explotación de recursos y de posibilidades afines al medio por lo que ha recibido un nuevo enfoque que enriquece el medio.
La serigrafía se puede dividir en tres áreas: industrial, comercial y artística. Cada una de estas áreas cuenta con maquinaria y materiales específicos, así como con una variedad de tintas que imprimen sobre cualquier tipo de soporte; por ejemplo, existen tintas específicas para imprimir papel, vidrio, plástico, tela, metal, cerámica, etc. Además, las tintas pueden tener acabado mate o ser translúcidas.
El soporte puede ser de cualquier forma, ya sea plano, redondo o irregular; tampoco es impedimento el tamaño, pues existen marcos de madera de gran formato.
Encontramos varios métodos con los cuales se pueden lograr diferentes acabados como por ejemplo: áreas extensas de color (colores planos), texturas, acabados fotográficos, de realce, transparencias, mates, etc